Ayer
el viento me ha dejado
de regalo tu visita...
Enjuagué mi alegría
en cada uno de los versos
pronunciados por tu boca
Los escuché con oídos de agua
de espejo, de árbol, de hiedra…
Hasta olvidar de ofrecerte un café.
Después vi el remolino de tus cabellos
alejarse cubierto de colores violetas…
Pedro Arce.
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